Los bebés que al nacer tienen contacto piel con piel y reciben seno materno durante la primera hora de vida tienen más probabilidad de éxito. ¿Y cómo puedes hacerlo? Simplemente pídele a tu ginecólogo y a tu pediatra que te acomoden al bebé en tu abdomen inmediatamente cuando nazca y naturalmente encontrará su alimento con muy poca ayuda. Esto puede tomar desde unos minutos hasta más de una hora y no es garantía de que saldrá leche al primer intento.
Lo que se logra es que establezcas un vínculo afectivo con tu bebé el cual te ayudará a liberar oxitocina, que favorece la secreción de leche hacia los conductos mamarios y que te ayudará a que el útero se contraiga a su tamaño normal.
Después del trabajo de parto o cesárea, lo que normalmente pasa es que se llevan a tu bebé al cunero para hacerle los cuidados iniciales. Cuando te recuperas de la anestesia, te llevarán a tu cuarto y después te llevan a tu bebé. Muchos hospitales durante la noche se llevan a tu bebé al cunero con la buena intención de que descanses y te recuperes para cuando estés en casa. Sin embargo esto puede disminuir tu producción de leche, ya que durante las tomas nocturnas no tendrás ese estímulo.
Solicita estar con tu bebé en alojamiento conjunto. Esto quiere decir que tu bebé esté contigo todo el tiempo mientras estás en el hospital, excepto algunos cuidados y exámenes que le tienen que hacer. Estando con tu bebé producirás más oxitocina y estarás alimentando a tu bebé cada que lo requiera. Podrás ir conociendo a tu bebé y aprender con él. También aprovecha este tiempo para aclarar dudas que surjan durante la marcha con todo el personal que está a tu cargo las 24 horas.